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Cambios en el instituto

Esta historia tiene casi un año de antigüedad, pero por fin me decido a contarla…

Este curso han habido cambios en el instituto. Una de las chicas nuevas, Laura que es más mayor y tiene novio, nos invitó a una fiesta en su casa. Fumamos, bebimos y bailamos y nos lo pasamos muy bien. Sus padres no estaban en casa y aprovechamos para hacer un juego de dados. El interés del juego era saber quienes eran el chico y la chica que ganaban y los que perdían.

Se trataba de que la persona que ganaba, tenía durante cinco minutos la posibilidad de hacer lo que quisiera con el perdedor. Estaba claro que tocaba ganar, o como mínimo, no perder. Cuando volvían las parejas, todo eran sonrisas, cuchicheos y muchos rostros ruborizados y entonces, Laura comprobaba que las chicas hubieran cumplido el trato y su novio Víctor lo mismo con los chicos.

En la primera y segunda tanda, conseguí salvarme por los pelos, pero en la última, me tocó perder y me encerraron en una habitación con un chico que era amigo de un amigo, etc. Su mirada era lasciva y se abalanzó sobre mi, sobándome las tetas sin ningún miramiento y empezó a desabrocharme los tejanos y me los bajó a medio muslo y después hizo lo mismo con mi tanguita, me tiró boca abajo sobre una cama e intentó metérmela por el culo.

Sin lubricarlo ni tan siquiera con saliva y entre que andaba muy borracho y que en la postura que me había dejado no podía abrir las piernas, intentó sin conseguirlo meterla por detrás, aunque consiguió que me doliera realmente por sus intentonas. Al terminar el plazo, el muy baboso fue a quejarse a Víctor de que no había cumplido el trato y que no me había dejado hacer nada y que merecía un castigo.

Yo me quedé sin habla, pero Laura se acercó a mi y me dijo bajito que estuviera tranquila. Me desabrochó los jeans y me metió su mano en mi sexo e hizo un amago de empujar y sacó sus dedos y se los metió en la boca, diciendo que estaba estupendo y entre aplausos acabó el juego.

Los invitados fueron marchándose hasta que nos quedamos dos parejas y yo, dispuestos a pasar la noche. La otra pareja se despidió y se fueron a una habitación. Víctor se conectó a Internet y Laura, tomándome de la mano, me fue llevando despacio a su habitación. Allí me estuvo tranquilizando, diciéndome que todos los tíos eran unos cerdos y que sólo buscan su propia satisfacción sin importarles lo más mínimo si nosotras disfrutamos.

Yo la di la razón y siguió diciéndome que con las únicas que se puede contar es con las chicas. Yo la sonreí, porque imaginaba que se refería a la situación anterior, en la que había pasado un mal rato. Se acercó a mi y me pasó la mano por los hombros, apartando mi cabello y me besó en el cuello. Su beso causó una reacción en cadena en mi cuerpo, se me puso el vello de punta y se me endureció el pezón del lado dónde me había besado.

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Ella lo advirtió y me sonrió, entonces ascendió al lóbulo de mi oreja, cada milímetro que se movía, hacía que las sensaciones en mi interior fueran “in crescendo”, empezó a lamerme y dar pequeños besitos en mi mejilla… era tan agradable que yo me estaba dejando llevar cuando noté que me besaba en los labios. Al principio eran como piquitos, pero fueron haciéndose cada vez más intensos y noté como su lengua se abría paso en mi boca.

No sabía que hacer, nunca había sentido nada igual, nunca se me había ocurrido ni tan siquiera fantasear con ello, pero sus manos habían dejado mi cabeza y se entretenían en acariciar, sopesar y palpar mis senos. Sus dedos seguían la silueta de mis pezones erectos, abandonó mi boca para seguir por el otro lado del cuello, mientras sus dedos desabrochaban mi blusa y sus ávidos labios jugueteaban con mi sujetador, que fue desabrochado en un momento y ahora sus labios y su lengua jugaban con mis pezones. No pude reprimir un suspiro y sus manos pasaron a mi pantalón, al que desabrochó la cremallera, haciendo que se deslizaran por mis piernas. Se sentó en la cama junto a mi y me quitó los pantalones mientras me estiraba sobre la cama, yo estaba con la blusa abierta, el sujetador desabrochado y bajo mis pechos y con mi tanguita que estaba siendo invadido por sus dedos que seguían la silueta de mis labios vaginales… uno de sus dedos pasó por entre la ropa y mi piel, buscando mi vagina. Ahora fue ella quien dejó escapar un gemidito de satisfacción… yo estaba más que húmeda, completamente mojada… se arrodilló ante mi y me quitó el tanga, me incorporó quitándome la blusa y el sujetador. Estaba totalmente desnuda y excitada ante ella… me besó en los labios… me besó en los pechos y volvió a apoyarse en mi para tenderme en su cama… con mucha delicadeza separó mis piernas y en un movimiento suave, pero firme, acercó mi sexo a su boca o al revés, el caso es que su lengua jugueteaba con la entrada de mi vagina y me penetraba, para ir a terminar en mi clítoris que para entonces estaba ya del todo crecido.

Realmente la suavidad de su rostro y la manera en como se aplicó sobre mi sexo hizo que tuviera un orgasmo mientras su lengua me penetraba. Se incorporó para besarme nuevamente y pude notar el olor de mi sexo en su rostro, el sabor de mi sexo en sus labios, mientras me decía: – tranquila, déjate llevar… Volvió a besar mi sexo y a lamerlo, pero esta vez seguía más abajo, hasta llegar a mi ano, que ensalivó profundamente antes de introducir un dedo que fue moviendo hasta meter luego el dedo pulgar y me hundió dos dedos en la vagina, haciéndome de vez en cuando una pinza con sus dedos. Yo no sabía como ponerme, el placer que sentía era intenso y los orgasmos se multiplicaban…

En esas que abro los ojos y veo a Víctor, su novio, apoyado en la puerta y meneándosela. Quise incorporarme pero Laura me dijo que estuviese tranquila, que no pasaba nada, que si quería chupársela podría hacerlo. Yo no sabía que decir y Víctor se acerco y me preguntó si me apetecía al tiempo que me la acercaba a su b oca. La estampa era insólita, le estaba chupando la polla al novio de Laura y ésta me estaba comiendo el coño.

Laura me dijo: anda ven, verás que bueno es Víctor… y éste ocupó mi sitio en la cama.

– ven, siéntate encima de su polla. Laura hizo que me sentara de espaldas a él y me ensarté su polla. Después de subir y bajar sobre aquella cosa tan dura, me dijo: – espera, levántate un poquito y me puso crema en el ano y me dijo: – vas a ver ahora que cosa más rica y me hizo avanzar un poco de manera que la punta de su polla rozara la entrada de mi culito. Oí como me decía: – ahora tu tranquila… relájate… deja que te vaya entrando… empuja un poco hacia abajo… así, no pares… tu controlas cómo y cuanto te entra… aunque si te la mete toda, verás que no lo sentirás….

Yo iba empujando, pero no estaba suficientemente dilatada, así que hice fuerza, como si quisiera evacuar y noté como el esfínter se abría y la polla de Víctor empezaba a entrar en mi cuerpo, hice una nueva intentona y su capullo desapareció en mi interior… lo probé de nuevo tres o cuatro veces más y me encontré sentado sobre él…

Entonces Laura se puso entre nuestras piernas y empezó a lamerle los huevos, siguiendo hacia su polla, para encontrar mi culo y subir hacia mi sexo… era de lo más excitante saberte enculada por un tío que te acariciaba los pechos con gran suavidad y me ponía los pezones duros como rocas, mientras su novia pasaba de su sexo al mío sin cesar. Se aplicó a mi clítoris mientras hizo que me reclinara sobre el para meter dos dedos en mi vagina y tocar desde mi interior la polla de su novio… Víctor se corrió finalmente dentro de mí y noté como una descarga caliente en mi interior y Laura me dijo: – prepárate porque voy a follarte como nadie te lo ha hecho.

Cogió una mano de mortero de un juego de cristal de su madre. La sensación de frío se apoderó en mi interior, empezó a metérmelo despacito, primero por le mango y cuando el movimiento ya era fluido, lo giró penetrándome con la parte más gruesa y me dijo que iba a preparar la mayonesa más rica de su vida y empezó un movimiento de vaivén y de bombeo con aquella mano de mortero en el interior de mi vagina, hasta lograr el orgasmo mayor en cuanto a intensidad y duración de mi vida… Noté como Víctor la obligaba a sacar el objeto y se dedicaba a lamer mis jugos.

Más tarde empezaron ellos dos a jugar y quisieron que los acompañara, pero yo me sentía flotar y necesitaba un buen sueño reparador, así que me dieron un beso, me taparon y me dejaron un osito de peluche por si tenía miedo de noche y fueron a continuar su ración de sexo a la cama de sus padres.

Al día siguiente, Laura me preguntó si me sentía bien, la contesté que si, me acompañó al baño y me di una buena ducha, al salir ya no quedaba nadie más en casa y se comportó conmigo como si nada hubiera pasado, como si todo hubiera sido un sueño… pero sé que no es así… la mano de mortero estaba en su sitio, la olí y olía a sexo… olía a mi.

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